Cena con Satanas

Cena con Satanas

miércoles, 7 de julio de 2010

Y se convirtió en una puta después de enviudar




I

Al día siguiente del entierro de mi padre, y a sus 39 años recién cumplidos, mi madre ya pudo iniciar una nueva y excitante vida. Y para ello decidió hacerlo a lo grande, dejando claro quien era y a que se dedicaba, le daba igual humillar a su familia de la forma más escandalosa y vergonzosa posible para ellos. Así que sin importarle nada ni nadie aceptó la invitación que le izo el primo de mi difunto padre, ese del que ella siempre había sentido una especial atracción sexual, mi tío Paco.

Él, tras el entierro, le había propuesto a mi madre pasar una temporada en el pueblo, en la finca rústica donde trabajaba como guarda, y donde ella se inició como prostituta, con la clara intención de disfrutar de ella y de sus favores sexuales ya sin problemas, pues su mujer, Rosa, vivía en otro pueblo, él pasaba largas temporadas solo cuidando los animales que tenían. El tío Paco sabía perfectamente que mi madre una mujer caliente e insaciable a la que le volvía loca los hombres, y desde que en su juventud tuvo con ella un par de escarceos puramente sexuales, nunca más volvieron a intimar después de que se casara con el mierda de mi padre, hasta que por mediación de mi tío Salvador y Andrés, el amigo del difunto, ella se hizo puta. Además, para él también fue una suerte que el cabón de mi padre se muriera, ya que mi hermana, que también salió tan puta como nuestra madre, fue como el gran regalo que su primo le había hecho antes de que por fin se muriera.

Así que nos fuimos para el pueblo. En aquellas fechas yo no trabajaba y me buscaba la vida a mi manera como podía, aunque al final me convertí en una especie de chulo de mi madre y de mi hermana, que también ha seguido los pasos de nuestra madre. Los otros dos hermanos pequeños fueron recogidos por las hermanas de mi madre después de ver el camino que habíamos tomado los demás.

Allí mi madre se inició en su nueva actividad, comenzando con los numerosos hombres que durante sus años mozos habían pretendido fallársela, pero que se tuvieron que conformar, los más afortunados, conque ella les hiciese pajas o, excepcionalmente una mamada en la polla, claro está que ahora lo haría previo pago de su importe.

La noticia de que "la Puta de la Inés" estaba en el pueblo, corrió por los bares y círculos masculinos como la pólvora, provocando la consiguiente alarma entre las hembras pueblerinas, ya que empezaron a temer que más de un marido pretendería follarse a esa gran zorra.

Efectivamente. Al día siguiente de nuestra llegada, mi madre hizo una visita a una amiga de la infancia con la que habían compartido tocamientos mutuos de sus vírgenes coñitos, y que había conservado, como ella, la magnífica afición a los placeres sexuales. Tras saludarse afectuosamente y mostrar su alegría por el reencuentro, pasaron mañana charlando y contándose todo tipo de confidencias, comieron juntas y por la tarde se dispusieron a dar una vuelta y dejarse ver.

Y mientras mi madre y su amiga se dedicaban como hembras en celo a la caza de machos encelados, el tío Paco se había llevado a mi hermana hasta su casa con la intención de hacer legítima posesión de la herencia que cornudo de mi padre le había dejado.

Lo primero que hicieron fue disponerse a darse un baño caliente para relajarse y liberar tensiones, tenía toda la tarde para ellos solos y el tío Paco se lo tomó con calma. Él la desnudó despacio, recreándose en la contemplación de su cuerpo menudo pero excitante, mientras acariciaba con suavidad sus pechos, su pubis y su culito divino. La tarde se le presentaba a Paco de lo más excitante, así que mientras acariciaba el cuerpo de mi hermana su polla fue adquiriendo un tamaño y una dureza tal, que no tuvo más remedio que pedir a mi hermanita que le ayudase a liberarla.

La niña también se había puesto muy cachonda por los tocamientos a los que había estado sometida mientras la desnudaba, así que obediente se dispuso a desabrocharle el pantalón mientras él se despojaba de la camisa. Mi hermana desató el cinturón y desabrochó el botón con prisa, pues estaba ansiosa por ver y disfrutar del gran nabo que nuestro tío Paco le iba a ofrecer. Cuando bajó los pantalones, un enorme mástil de carne palpitante saltó de su encierro como impulsado por un muelle en tensión, sobresaltando a la pequeña que no se esperaba semejante ímpetu. Entonces, tras contemplarla unos instantes con cierto asombro, la cogió entre sus manos con suavidad y comenzó a acariciarla como si fuera su juguete favorito. Él la dejó hacer un ratito hasta que le indicó que tenían que meterse en la bañera.

Ya en remojo, se enjabonaron profusamente entre risas y bromas, toqueteándose por todos lados aumentando la excitación por momentos. Nuestro tío Paco estaba muy cachondo y pronto decidió que el baño llegaba a su fin, así que enjuagó sus cuerpos y ofreció a mi hermana su polla para que se la mamara. Mi hermana se arrodilló ante él y agarrándose a su polla comenzó a lamerle el capullo como si de una golosina dulce y exquisita se tratara.

Y mientras con sus labios y su lengua chupaba el gordo capullo, con una mano lo masturbaba lentamente y con la otra jugaba con sus gordos y colgantes cojones. Nuestro tío se moría de gusto y mi hermana disfrutaba chupándolo y dándole placer jugando con su precioso juguete entre sus manos. Cuando él sintió que pronto saldría lo que mi hermana estaba esperando, le cogió la cabeza y agarrándola por los pelos comenzó a fallársela por la boca lentamente. Mi hermana se abrazó a su culo y dejó que él tomara la iniciativa. Tan solo se limitó a abrir la boca y dejarle follar, y mientras nuestro tío hacía lo propio, ella se masturbaba el clítoris consiguiendo un maravilloso orgasmo en el momento en él soltaba su rica y abundante leche entre convulsiones y bramidos. Mi hermana se tragó con placer todo el semen que le había echado, y luego se lo agradeció lamiéndole los cojones y restregándose la cara con la polla y los huevos de nuestro complacido tío.

Cuando él se recuperó, salieron del baño y mientras se secaban el cuerpo mi hermana le pidió por favor que se la follara.

Una vez secos y perfumados se dirigieron raudos hasta la habitación. Una vez allí, mi hermana se echo en la cama alzando las piernas, abriéndolas tanto como podía con el único deseo de recibir en su interior la poderosa polla de nuestro tío. Pero él la obsequió con una sorpresa muy agradable para ella, ya que en vez de meterle el nabo metió su cara entre sus piernas y comenzó a lamerle su joven y extremadamente sensible chocho. La niña no tardó en gemir de gusto y retorcerse como una serpiente enredando sus piernas entre sus hombros. Paco, sabedor del placer que le está dando a la pequeña putilla, intensifica su acción lamiendo especialmente su excitado clítoris, provocando al momento una explosión de placer, desatando una cascada de orgasmos encadenados, uno tras otros, que hacen casi insoportable aguantar tanto gusto. Mi hermana grita, gime y se retuerce inmersa en una nebulosa de placer difícil de describir, pero que tiene su expresión en la gran cantidad de flujo acuoso que sale de chorreando de su coño como lava expulsada de un volcán, impregnando la cara de nuestro tío. Ella disfruta y aguanta con estoicismo tanta descarga de placer como está recibiendo. Se encuentra tan a gusto que no desea por nada en el mundo que ese momento acabe. Pero es inevitable que semejante práctica halla puesto al tío Paco nuevamente en excitado y que su polla vuelva a palpitar entre sus piernas y sienta una necesidad imperiosa de meterla en la caliente cavidad vaginal de mi hermana.

Llegado este punto, él se coloca en posición y separa las piernas de la niña hasta colocarlas en línea recta, apoya su gordo capullo en la entrada de su chorreante chocho y se la mete con lentitud hasta que, llegando al fondo de su útero, aprieta con fuerza hasta llegar a producirle dolor. Mi hermana aguanta como puede la impetuosa embestida de él pero no puede reprimir los gritos. Nuestro tío se crece al saberse dominador y comienza a fallársela a buen ritmo consiguiendo que el dolor que en principio siente mi hermana en sus entrañas se traduzca en un inmenso placer.

La pequeña no tarda en sentir nuevamente una cascada de orgasmos y por eso le anima para que siga follándosela con fuerza, pidiéndole con insistencia desesperada "más, más". A Paco no hace falta animarlo, pues él también está cerca de correrse y el ritmo de su follada va en aumento hasta que de tanto gusto como siente se corre inundando la vagina de mi hermana con su preciosa y rica leche. Durante un breve instante permanece él con su polla mentida en el coño de mi hermana, y cuando se la saca ella rápidamente se lanza ansiosa a besarla y chuparla agradecida como le ha enseñado la puta de nuestra madre. Luego ambos se relajaron sobre la cama mientras se fumaban un cigarro.

Y mientras mi tío Paco se había estado follando a la puta de mi hermana, mi madre, que había estado buscando rollo con la otra puta amiga suya, había conseguido enrollarse con el hombre adecuado, con el que se paseo por el pueblo y exhibiese pavoneándose con su conquista. Él era un hombre con fama de mujeriego, así que todos los que les veían juntos sabían que había cazado a dos zorras de mucho cuidado. Esto excitaba mucho a mi madre pues sabía que su puta familia sería el centro de todas las críticas y comidillas de comadres, causándoles el daño moral que ella buscaba. Para ello no dudaba en abrazarse a él en público, y besarlo en la boca metiéndole su lengua de forma ostentosa y notoria mientras le acariciaba el bulto de su entrepierna. Su amiga ayudaba en este cometido abrazándolos y besándolos a los dos al mismo tiempo. Con esta aptitud, obscena y provocativa, conseguían los efectos deseados causando notable escándalo.

Al tío lo habían puesto cachondo perdido, y sin dejar de cogerles el culo y toquetearles las tetas se las llevó a las dos su casa.

Nada más entrar en la casa, mi madre y su amiga comenzaron a desnudar al hombre que se dejó hacer complacido. Mientras que le despojaban de la parte superior de la ropa, no dejaban de besarle y acariciarle, correspondiendo él con tocamientos y magreos de tetas. Los pantalones se los quitaron entre las dos, y cuando consiguieron dejar libre la espléndida polla, ambas se lanzaron como poseídas a mamársela.

El hombre ya la tenía suficientemente grande, pero con la mamada que le estaban haciendo las dos mujeres se le puso aún más gorda, y las dos putas se les veía locas de contenta chupando y lamiendo aquel miembro que parecía apunto de estallar. Se la estuvieron manando hasta que él lo consideró oportuno, y entonces les izo saber que había llegado la hora de follar. Por supuesto fue mi madre la primera en pedir que se la follara primero. Para eso se recostó sobre el sofá rápidamente y abrió sus piernas todo lo que pudo, y abriéndoselo con los dedos le ofreció su estupendo coño caliente y chorreando flujo. Él se echó sobre ella y le metió la polla muy lentamente hasta el fondo, y ella, sintiéndose poseída, comenzó a gemir de puro gusto sintiendo como la follaba lentamente. Y mientras él se la metía a mi madre, llenándole su vicioso coño con su potente polla, la otra puta hacía por lamer sus bamboleantes cojones metiendo su cara entre las piernas de los copulantes. El placer de sentir la polla dentro del coño y el gusto extremo de tener los cojones dentro de la boca de una mujer viciosa, provocó, al cabo de un rato, que el tío se corriera como un cerdo llenado las entrañas de mi madre de su abundante y caliente semen. Cuando le sacó la polla, la leche se la salía por la raja y su amiga se apresuró a lamérselo para no desperdiciar tan sabroso líquido.

Él tío no perdió el tiempo y en seguida se puso a comerle el coño a la amiga de mi madre, y esta a su vez, volvió a chuparle la polla a él para ponérsela de nuevo lista para follar. La otra mujer se corrió varias veces mientras le lamía su coño, y mi madre consiguió en tiempo récord volver a poner la polla del hombre dura como un tronco. Entonces él se la sacó de la boca a mi madre y se la metió en el coño a su amiga y comenzó a follándosela, pero esta vez con más intensidad. Mientras esto sucedía mi madre les acariciaba a ambos con mucha sensualidad, restregando su cuerpo sobre la espalda de él y metiendo su dedo corazón en la raja del culo del hombre para estimular su ano. También jugaba con los cojones de él y chupaba los pezones de su amiga. Gozaban tanto que los gritos y jadeos podían oírse desde la calle.

Al cabo de un rato de estar follándose a la amiga de mamá, el tío se corrió de nuevo dentro de su coño, y cuando se apartó satisfecho, mi madre se apresuró a sorber el semen que salía del coño de su amiga. El hombre contemplaba esta divertida escena, mientras las dos mujeres se daban placer mutuamente comiéndose sus coños en un sesenta y nueve perfecto. Las dos hembras se provocaban orgasmos tan intensos que se revolcaban por la alfombra gritando y gimiendo de placer. La visión de las dos putas tiradas por los suelos como enloquecidas, volvió a poner al hombre listo para seguir follándoselas, así que agarró a mi madre por los pelos y colocándola a cuatro patas abrió su culo y se la metió en el ojete de una tacada. Al pronto le produjo un fuerte dolor por la violencia de la enculada, pero en seguida, tras un fuerte grito de dolor, mi madre comenzó a soltar grandes gemidos de placer.

Mientras el tío le daba perfectamente por el culo a mi madre, su amiga le besaba apasionadamente en la boca consiguiendo con ello ponerlo aún más cachondo. Él siguió enculándola hasta que de nuevo se corrió llenándola de leche. Cuando le sacó la polla del culo, mi propia madre se lanzó a chupársela para limpiarla.

Aquel tío era un fenómeno, se había corrido ya tres veces, así que ahora había que hacerle un buen trabajo para ponerlo otra vez apunto, ya que la amiga de mi madre, celosa, también quería que le diese por el culo. Y como dos leonas hambrientas, se dispusieron a complacer al macho a base de caricias besos y todo tipo de arrumacos. Él también ponía de su parte ya que mi madre le puso al alcance la boca su lindo e insaciable coño, con su clítoris muy excitado, para que se lo comiera, cosa que izo de forma magistral, dando fuertes lametazos en el sensible clítoris que izo que mi madre gozara como una perra, consiguiendo que se correrse en varias ocasiones. Su amiga, mientras tanto, se afanaba en ponerle el nabo otra vez tieso, pues era ella la que se iba a beneficiar de potencia que consiguiera. Y así estuvieron un buen rato hasta que el objetivo fue cumplido. La polla del hombre volvió tomar una buena consistencia pétrea y mi madre había conseguido nuevos orgasmos. La amiga de mamá no dejó que el hombre se molestara y teniéndolo tumbado y con el nabo apuntando hacia el techo, se sentó sobre él clavándoselo entero en el culo. Y mientras la hembra saltaba sobre él muerta de gusto, y manteniendo las piernas bien abiertas, mi madre, como pudo, le fue comiendo el coño, lamiendo su flujo, dándole tanto placer que la muy puta no tardó en correrse.

Mi madre siguió chupándole el coño a su amiga mientras el culo de esta era perforado por la polla de aquel hombre. Él estaba disfrutando como nunca lo había hecho, y sentía tanto gusto de follarse a esas dos perras que pronto sintió que volvía a correrse. Con fuertes impulsos soltó otro cargamento de semen, esta vez dentro del culo de la amiga de mi madre, que gritaba de puro gusto.

Cuando la picha se le fue aflojando se quedó tumbado sobre la alfombra completamente extasiado y feliz. No se podía creer lo que le estaba pasando. Les había echado dos polvos a cada una y las muy putas seguían queriendo más.

Ellas le dejaron descansar, y mientras tanto se fundieron en un abrazo de pasión, y uniendo sus bocas jugaron un buen rato con sus lenguas, intercambiando tanta saliva que se les salía por la comisura de los labios. Pero en ningún momento dejaron de tocarse sus calientes e insaciables coños.

Continuaron revolcándose las dos frente al afortunado macho, comiéndose mutuamente sus húmedos chochos completando otro sesenta y nueve maravilloso. Sus lenguas recorrían los más profundos rincones de sus vaginas y los orgasmos se sucedían como una interminable cascada de placer. Gritaban de gusto como poseídas. Sus vulvas estaban enrojecidas de excitación, pero no les impedía que se frotasen sus coños entre sí entremezclando sus abundantes flujos vaginales. El hombre las contemplaba absorto, y mientras apuraba las últimas caladas de un cigarro volvía a excitarse.

Las dos mujeres se dieron cuenta de que la polla de aquel potente semental estaba poniéndose otra vez en forma, así que gateando como dos perras en celo se acercaron hasta donde él estaba y le indicaron que se recostara cómodamente en el sofá. Él obedeció y pronto notó como se aferraban a su nabo y se lo mamaban a la vez. El tío estaba en la gloria. Su polla se le endurecía mientras mi madre le chupaba todo el capullo y su amiga jugaba con sus cojones a lengüetazos. Al rato era la amiga quien chupaba su capullo y mi madre la que se metía los gordos cojones en la boca. El hombre se moría de gusto.

Así estuvieron otro buen rato, chupándole y mamándole la polla con glotonería, dándole todo el placer que podían hasta que él se corrió como un perro obsequiándolas con otra riada de leche que se apresuraron a beber con avidez. Se tragaron todo el semen que pudieron y lamieron su polla hasta dejarla limpia y reluciente. Pero cinco polvos en una tarde había sido demasiado y el hombre estaba completamente agotado y extasiado por el placer que aquellas dos putas le habían dado, por eso ellas le dejaron descansar, no sin antes besarle en la boca e intercambiarse el gusto del semen con la saliva.

Luego, mientras el hombre se preparaba una copa y se fumaba un cigarro, ellas se dieron una ducha rápida y después de vestirse, salieron abrazadas de la casa dejando que aquel hombre se recuperase.

jueves, 1 de julio de 2010

Breve biografía de la Puta de mi madre III



Mi madre comenzó a ejercer la prostitución clandestinamente, esto es a escondidas de mi padre, que no se enteraba de nada. Y os puedo asegurar que no le faltaron los clientes.
Hasta que, por mediación de un conocido, amigo del jefe de mi tío Paco, se pusieron en contacto con un empresario Alemán llamado Sr. Thompson, un empresario que se dedicaba a actividades relacionadas con el negocio del sexo, quien tras numerosos encuentros sexuales, en los que mi madre entregó a ese hombre todo lo que él esperaba recibir de ella, hizo ver, a mi tío y a Andrés, el enorme potencial de negocio que la puta de mi madre podía ofrecerles.

Pero había una pega desgraciadamente. Y es que, la zorrita no podía dedicarse al negocio con plena libertad. Mi padre les estorbaba.
Así que este hombre les propuso que la única y mejor opción para solventar el problema era eliminarlo.
Y pronto idearon un perverso plan para acabar con mi padre. Tras proponer a mi madre si realizarlo y estar esta de acuerdo, decidieron ponerlo en marcha. Por supuesto que la parte más emocionante y determinante correría a cargo de mi propia madre, que sería la encargada de ejecutar el plan.

Pero para eso tenían que prepararla mental y anímicamente, y para eso tuvo que quedarse embarazada, pero eso es otra historia.
El Sr. Thompson, que resultó ser miembro de la Iglesia Satánica, introdujo a mi tío Salvador en esta religión, haciéndole entender las bondades de una filosofía que sacraliza la ambición, el poder, el placer y el materialismo, y con su ayuda consiguió hacer que mi madre ingresara en esta comunidad. Ella, que tras varios meses iniciándose en los secretos de la religión Satánica, comprendió que aceptando lo que la figura simbólica de Satanás significa, alcanzaría la felicidad entregándose, sin ningún remordimiento ni prejuicios morales, al goce y disfrute de los placeres terrenos, no lo dudó y pidió voluntariamente ingresar en dicha religión, aunque para ello tuviera que someterse al rito de iniciación, durante la celebración de una Misa Satánica. Y fue así como mi madre se convirtió en una perversa Monja Satánica.

Una vez liberada de todos los prejuicios morales, mi madre se dispuso a ejecutar el perfecto plan diseñado para quitar a mi padre de la circulación. Y el plan no era otro que el que mejor se ajusta a una viuda negra. Envenenarlo.

Tras la celebración de un ritual de destrucción, el Sr. Thomson le facilitó a mi madre un pequeño tarro de cristal que contenía un liquido incoloro, inodoro e insípido que tenía la propiedad de ser metabolizado muy rápidamente y no dejaba rastro alguno en el cuerpo de la victima, siempre que la dosis se ajustara a lo recomendado. El veneno era de origen vegetal, mezclado con las secreciones de un tipo de insecto, que previamente se había destilado, y cuyos efectos eran indoloros, pero que provocaban en la victima un deterioro, relativamente rápido y progresivo de la salud que finalmente desembocaba en la muerte del sujeto.

Mi madre, animada por los hombres que ahora la poseían, comenzó a proporcionar el veneno a mi padre poniéndoselo en cualquier liquido que ingería, y que ella se apresuraba a prepararle cada vez que el muy ingenuo lo pedía.

El efecto del liquido no se izo esperar. Tras un par de semanas ingiriendo las dosis establecidas, mi padre comenzó a sentirse débil y apático. Al mes dejó de trabajar, y aunque visitó al médico, este creyó que mi padre había sido afectado por alguna extraña enfermedad para la que no se conocía remedio alguno, y que, afortunadamente, no pudo hacer nada por salvar su jodida vida.

El muy cabrón aguantó casi un año. Para cuando lo vinieron a ingresar en el hospital, ya fue demasiado tarde para él. El veneno había hecho su trabajo y mi padre falleció sin que nada pudieran hacer por él.

Durante el tiempo que mi padre estuvo enfermo, mi madre continuó prostituyéndose y engrosando las cuantas corrientes de sus dos amantes. Y cuando la enfermedad de mi padre estuvo avanzada y prácticamente se pasaba el día en la cama, la muy puta dormía con ellos en nuestra propia casa, en su habitación, ya que habíamos puesto a mi padre en un pequeño cuarto justo al lado para que no estorbara.

Seguro que el pobre infeliz oía casi todas las noches los gritos y gemidos de mi madre, así como los bramidos de placer de su hermano Salvador y de su compañero y amigo Andrés cuando se la follaban de forma salvaje hasta altas horas de la madrugada. Yo, que disfrutaba con aquello, me masturbaba junto al cuarto, oyendo los lamentos de mi padre, que se mezclaban con los gemidos de placer de mi madre.

A mis otros tres hermanos se los llevaron mis tías, las igualmente viciosas hermanas de mi madre, mientras yo, conocedor de los secretos de mi progenitora, permanecí junto a ella, ayudando en la ejecución del plan y gozando, de cuando en cuando, de los encantos de esa mujer fatal que es la puta de mi madre.

Y hasta aquí la última entrega de la “breve biografía de la puta de mi madre”. El resto de episodios de su excitante vida como viciosa prostituta, la podrán ir siguiendo en próximos relatos que periódicamente iré publicando

sábado, 26 de junio de 2010

Breve biografía de la Puta de mi madre II



Pero no solo Andrés disfrutó de ella.

De todos es sabido que algunos hombres suelen presumir de sus conquistas y hazañas amorosas, y Andrés era uno de esos tipos. Para presumir de haber cazado a mi madre, se jactaba ante sus amigos de las gloriosas y excitantes veladas que pasaba con ella. También se mofaba del cornudo de mi padre y se reía con ellos comentando las artimañas que empleaban para burlar su celosa desconfianza.

Solo fue cuestión de tiempo que algunos de estos hombre se arrimaran a mi madre con la clara intención de seducirla y llevarla hasta sus camas.

Ella, que era una buena pieza, y muy sagaz, se daba perfecta cuenta de la situación. Y decidió que para tranquilidad de su amando, y hacerle ver que ella no le reclamaría sentimentalmente, lo mejor que podía hacer era acceder a las insinuaciones de estos hombres y follar con sus amigos, contentándoles igualmente. Por eso informó a Andrés de las insinuaciones de sus amiguetes y de su intención de acceder a sus pretensiones para complacerles, y naturalmente, complacerse así misma ampliando su lista de folladores. Naturalmente, él no tuvo inconveniente y junto con un buen puñado de amigos se estuvieron follando a mi madre durante largo tiempo.

Hasta esa época, mi madre no había mantenido relaciones sexuales con más de un hombre a la vez, y fue por entonces cuando ella experimentó lo delicioso que resultaba ser poseída por dos, tres o más hombres en un solo encuentro, pues estas sesiones de sexo desenfrenado duraban mucho más tiempo, y para ella esto suponía aún mucho más placer y satisfacción.

Estas relaciones a múltiples bandas resultaron de lo más excitante y apasionante para mi madre. La muy puta se sintió revivir.

El cornudo de mi padre ni se enteraba, ya que entre todos lo tenían bien distraído con todo tipo de jilipolleces que solo a un jilipollas como él podía interesar y distraer, para, mientras tanto, follarse a su mujer prácticamente a diario. Fue una etapa, en la vida de mi madre, de lo más excitante y emocionante, que vivió con muchísima intensidad que la hizo extremadamente feliz.

Tan intensa era esta actividad, que ideaban mil y una escusa para pasar unos días en nuestro pueblo. Escusas como que mi madre tenía que ver a sus padres porque los echaba mucho de menos, o que tenía que ir a visitar alguna amiga que estaba enferma, o acudir a algún entierro en el pueblo, o “que a mi abuela le había venido la regla y se ponía muy mala”, etc., en fin, todo tipo de estratagemas y excusas, aveces absurdas, que mi padre se tragaba porque su inteligencia no le daba para más.

Gracias a estas escapadas, tanto Andrés como sus colegas pudieron conocer a mi tío Salvador, del que, como ya he dicho anteriormente, mi madre también se había enamorado perdidamente, y a Paco, un primo de mi padre (que de primo no tiene nada, o sino que se lo pregunten a la zorra de mi madre) con el que ella había pasado muy buenos ratos durante su soltería, y al que yo llamaba cariñosamente tío.

Este último, mi tío Paco, trabajaba de guarda en una finca privada de caza propiedad de unos señores muy ricos, los cuales tenían una gran casa en el campo, con jardines, piscina, animales y mucho lujo, así que las fiestas se producían allí.

La mayoría de las veces estos encuentros eran secretos, es decir, nadie en el pueblo sabía que mi madre estaba allí, y por supuesto muy pocos sabían lo que pasaba en esta casa.

Y digo muy pocos porque, tanto mi tío Salvador como mi tío Paco tenían muchos amigos en los pueblos de alrededor, y muchos de ellos ya conocían la condición viciosa de mi madre. Naturalmente todos sabían guardar bien el secreto que se escondía en la gran mansión de los ricos.

Durante muchos fines de semana, sobre todo, se producían en aquella casa un peregrinar de hombres que, con cualquier escusa, acudían a pasar un buen rato con mi madre en aquel burdel improvisado.

Tanto mis tíos, Salvador y Paco, como Andrés habían congeniado muy bien. El primero y el último sabían que mi madre sentía algo especial por ellos, y esto afianzó aún más su relación de amistad y complicidad, hasta tal punto que pronto mi madre no tuvo que elegir con cual se acostaba cada vez; comenzó a follar siempre con los dos a un tiempo. Hacían un trío magnifico.

Pronto, la actividad sexual de mi madre se incrementó a unos niveles que Andrés y mi tío Salvador comenzaron a pensar que a esa insaciable mujer se le podía sacar un mejor partido, y comenzaron a idear como podrían explotar todo su potencial. Decidieron dar el salto de tener solo una relación sexual y viciosa con ella, a utilizar su potencial para ganar dinero. Y para ello decidieron introducirla en el negocio de la pornografía, actuando ellos como representantes.

Mi madre ya les había demostrado con creces que para ella no había ningún límite. En muchas ocasiones les había dicho que le pidieran lo que fuera, que ella estaría dispuesta a hacer cualquier cosa con tal de que nunca dejaran de follársela. Así que comenzaron con lo más sencillo. Alquilársela a quien quisiera disfrutar de ella. Y la verdad es que no le había encontrado mejor actividad. La pornografía era la ocupación que más y mejor se adaptaba a las cualidades de mi madre, realmente había nacido para eso.

Por supuesto que ella no puso ningún impedimento, sino más bien todo lo contrario, entendió que de esta manera la cantidad de hombres que pasarían por su cama aumentaría considerablemente, con lo que sus cuentas corrientes aumentarían notablemente.


Continuará...

jueves, 24 de junio de 2010

Pinceladas biográficas de la Puta de mi madre

I

Soy un hijo de puta. Si, un pedazo de hijo de puta. Y no por nada en especial, sino por ser hijo de una PUTA, con mayúsculas.

Pero para mi esto no tiene nada de negativo, sino todo lo contrario, es para mi un verdadero orgullo haber sido afortunado con el hecho de ser parido por una de estas dignas mujeres.
Pero no todo es perfecto, porque me hubiese gustado se hijo de padre desconocido, que sería lo apropiado, y no del, maricón, picha corta y cabrón que la preñó.

Mi madre fue la más puta de las tres hijas de mis abuelos. Por cierto, mi abuelo resultó ser un chulo vicioso que vivió de cobrar los favores sexuales de mi abuela y es por esto que, tanto mi madre como sus hermanas, desde siempre habían visto el ir y venir de los hombres por casa cuando estos iban a follarse a mi abuela, puta de profesión, por lo que siempre habían tenido como algo normal las actividades que allí se realizaban.

Pero volviendo a mi madre. A la muy zorra se la habían follado casi todos los muchachos de su pueblo durante su adolescencia y juventud. Los chavales conocieron los placeres del sexo con ella, y ella había gozado con sus pollas como una loca. Su fama era tan conocida por toda la comarca que los jóvenes de otros pueblos venían a ver si podía disfrutar de sus favores. La mayoría lo conseguían porque a la muy zorrita la volvía loca, ya por entonces, que la follaran.

Pero el tiempo pasaba, y mi madre veía como sus amigas se echaban novios y poco a poco se iban casando mientras ella se estaba quedando sin pareja, ya que todo el que se le acercaba lo hacía solo para follársela, así que comenzó a tantear a los muchachos que por un motivo u otro no se emparejaban. Pero como estos sabían de su fama, la mayoría la rechazaban como pareja, por puta.

Hasta que, como no, encontró al gilipollas que sería mi padre, un gordito picha corta y eyaculador precoz que nunca había estado con una mujer, y del que se decía que le gustaba que le dieran por el culo.

Así que fue mi madre quien lo desvirgó. Y aprovechando su inexperiencia se dejo preñar por él con la única intención de cazarlo. De aquel embarazo de mierda nací yo. Pero a la muy zorra le salió mal la jugada, porque, una vez casados, el cabrón resultó ser, a parte de maricón, un jodido celoso que durante muchos años la mantuvo a dieta, en cuando al sexo se refiere.

Pero naturalmente, durante el tiempo que mi madre estuvo bajo su dominio, no le había sido totalmente fiel, y mantuvo ocasionalmente algún escarceo amoroso a escondidas, con lo que pudo disfrutar de los placeres carnales que tanto le gustan. Y el primero que consiguió follársela después de casada, fue un hermano de mi padre, mi tío Salvador, que era un guaperas muy seductor.
A mi madre la ponía muy cachonda con sus bromas y juegos insinuantes, propios de un cazador sexual, y los que ella no pudo, ni quiso, resistirse.

Esa relación se izo cada vez mas intensa hasta que irremediablemente ella se enamoró perdidamente de él, o de su polla, porque conseguía que se correrse como una perra jodiéndola siempre con tal intensidad que la dejaba destrozada, por eso mi madre se volvía loca con él. Mi tío la hacía muy feliz.

De esta manera pasaban los días, follando cada vez que podían, y que con el tiempo esto fue casi a diario. Hasta que ocurrió lo que tenia que ocurrir. Se quedó preñada de él.
Se lo montaban tan bien que el gilipollas de mi padre ni se enteraba de lo que ocurría a su alrededor. Así que mi madre parió a mi hermano Antonino, hijo de mi tío Salvador. No se si supo o sospechó alguna vez de que el niño era suyo. Mi madre nunca se lo dijo.

Pero este idilio se fue alargando en el tiempo y la relación entre mi madre y mi tío se fue haciendo cada vez más intensa y lujuriosa, hasta que él fue dándose cuenta de que el vicio de mi madre no tenía limites, y como él no estaba enamorado de ella, comenzó a tener la idea de que podía ser una buena inversión para hacer dinero fácil, a ella no le resultaría difícil, ya que su padre izo lo mismo con su madre. Y mi tío debió pensar -Sera cuestión de tiempo-.

Pero por desgracia el cabrón de mi padre se tuvo que ir, por motivos de trabajo, a que le dieran por el culo a otro lugar y la relación de mi madre con mi tío se interrumpió algunos unos años.

Durante este tiempo mi madre fue muy desgraciada. Mi padre no sabía follársela como ella necesitaba y se merecía y además se lo hacía muy poco, por lo que mi pobre madre sentía verdadero asco cada vez que ese inútil le metía su mierda de picha en su hermoso y valioso coño, y no pudiendo evitar quedarse preñara otra vez, pero por suerte esta vez parió mi hermana María Ángeles, que, sorprendentemente, seria una hermosura de hembra.

Aun así, mi madre lo siguió pasando muy mal durante algún tiempo, pero afortunadamente se cruzó en su camino otro hombre maravilloso, Andrés, un compañero de trabajo de mi padre, alto, fuerte y muy apuesto que consiguió despertar en ella esa pasión que dormía latente en su interior, y como ella siempre ha sido muy caprichosa, se enamoró de él.

Andrés no tardó en darse cuenta de las insinuaciones de mi madre, y pronto comenzaron a tener muy buenas “relaciones”. Follaban siempre que podían. Había días que él le echaba hasta cuatro polvos. El tío estaba desatado. Mi madre no era para menos. Nunca había conocido a una mujer tan caliente, y tan puta. Y ella estaba loca de contenta porque hacía mucho tiempo que no tenía a un hombre con una polla tan grande y gorda, y tan vigoroso a su lado.

Durante todo el día mi madre no pensaba nadie que no fuera él. Esperaba su encuentro con el ansia de una adolescente enamorada para entregarse a él en cuerpo y alma, para vivir esos gloriosos momentos en los que él la follaba incansablemente hasta dejarla agotada y satisfecha de tanto placer que recibía.

Andrés sabía que mi madre se había enamorado perdidamente de él, bueno, no sé si de él o de su enorme polla, pero lógicamente a Andrés lo único que le interesaba de mi madre era su coño y lo bien que le mamaba el nabo.

Pero Andrés estaba tan encelado con ella que no calló en la cuenta de que, con tanto semen conque llenaba casi a diario a mi madre era inevitable que nuevamente se quedara preñada. Esta vez tampoco tuvo duda de quien era el padre de la criatura, y cuando se lo dijo, él le tuvo que dejar claro cual era la relación que había entre ambos. Que él no quería saber nada del embarazo ni del niño.

Naturalmente a mi madre esto no le importo lo mas mínimo, pues ella también lo tenía todo muy claro. Aria lo que haría lo que fuera con tal de seguir disfrutando de los placeres que Andrés y su polla le daban.
Hábilmente, la muy zorra se encargó de volver a hacer creer a mi padre que la había embarazado de nuevo. Y el pobre imbécil se lo volvió a tragar todo. Andrés podía estar tranquilo, pese a que siempre supo que el bastardo de mi hermano German era hijo suyo, jamás le prestó la más mínima atención...

Continuara.

miércoles, 23 de junio de 2010



Advertencia:

El siguiente relato es ficción. Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia.

El relato contiene pasajes y descripciones que pueden herir la sensibilidad del lector.
Esta ficción está adaptada y basada en un auto de fe de la inquisición francesa del siglo XVII, en la que se describen las aberraciones supuestamente cometidas durante la celebración de una misa negra por unas personas acusadas de blasfemia y herejía.




DE COMO MI MADRE SE CONVIRTIÓ AL SATANISMO

Durante un largo tiempo mi madre había siendo iniciada en el Satanismo por el Sr. Thomson, un amigo satanista de mi tío Salvador. El satanismo es una religión que reniega de todos los prejuicios morales impuesto durante cientos de años por las religiones convencionales, y que proclama la naturaleza animal de hombre, por lo que reivindica la complacencia en la realización de los deseos carnales y alienta dar rienda suelta a los instintos que nacen de esta naturaleza animal.

Y como desde que mi madre tuvo uso de razón, el instinto que más fuerte la motivaba eran las pulsiones sexuales, reproductivas y lujuriosas, ella enseguida había comprendido que el satanismo era la filosofía que le permitiría alcanzar las cotas más altas de placer sexual, al igual que le permitía satisfacerse así misma cometiendo los demás "pecados" sin sentir ningún remordimiento por ello.

Pero para convertirse en una auténtica satanista, mi madre tenía que someterse al rito de aceptación de Satanás como único icono simbólico de todo lo oculto y prohibido que hay en cualquier convencionalismo cultural humano.
Para ello debía entregar su humanidad a Satanás sacrificando en su honor lo más sagrado: una vida engendrada en su propio vientre y que fuera fruto de la lujuria. Por eso, al poco de enfermar mi padre, ella se entregó a todo tipo de practicas sexuales con hombres desconocidos que pagaban para yacer con ella, hasta quedar embarazada.

Así que cuando mi madre parió al niño engendrado, mi tío Salvador y el Sr. Thomson organizaron la ceremonia que consistió en una Misa Negra según el rito ancestral.
El lugar escogido fue una granja propiedad del Sr. Thomson que tenía una de sus dependencias secretas habilitada para dichas practicas. La estancia, de planta rectangular de orientación este-oeste, estaba cubierta en su interior por lienzos negros con el bafomet bordado y perfectamente iluminada con cirios negros sobre lamparas de araña colgadas del techo. El altar allí levantado también era de granito negro. Justo detrás una gran cruz blanca, con los brazos invertidos, se alzaba sobre un tabernáculo de plata sobre el que estaba depositado un cáliz y una patena, igualmente de plata y un ejemplar de la Biblia Satánica. En el lugar de los asistentes tan solo estaban mi tío Salvador, y el Sr. Thomson, ataviados también con túnicas negras y encapuchados, que actuarían como testigos ante la comunidad de la Iglesia Satánica. Yo, que hacía las veces de ayudante, me encontraba a la izquierda del altar vestido con un habito marrón cubriendo mi cabeza con una amplia capucha, y tras de mi, junto al rincón, había dos grandes perros doberman jadeantes y hambrientos, atados con cadenas y tumbados en el suelo en la postura de la esfinge egipcia.

Cuando todos ocuparon su lugar, golpee el gong e hice sonar una campana. Entonces el cura renegado encargado de celebrar e ritual entró cubierto con un amplio manto negro y una capucha que ocultaba su rostro. Empujó la puerta y avanzó despacio seguido de mi madre, que igualmente llevaba puesto un manto negro con capucha que ocultaba el objeto del sacrificio que llevaba en brazos, y que no era otra casa que el niño que ella misma había parido hacía escasamente un mes y medio.

De una maleta que llevaba consigo, el abate sacó unos cirios negros, de forma serpenteante, que decía habían sido hechos con la grasa de abortos, que conseguía de una clínica abortista, que colocó encendidos a los pies del altar. Luego sacó unas hostias consagradas robadas de una iglesia cristiana y las puso en la patena. Terminadas estas operaciones, el cura se despojó de su manto y apareció vestido con los hábitos de aquel culto que iba a profanar una vez más.

Acto seguido le quitó a mi madre el manto de terciopelo que conservaba puesto. Desanudó el cinturón dorado que ceñía al talle los velos blancos y casi transparentes con que iba vestida y bajo los cuales, completamente desnuda daba de mamar del pecho derecho al hijo que iba a ofrecer a Nuestro Señor Satanás a cambio de ser acogida por Él. Después, la despojó de aquellos velos.

Mi madre estaba preciosa, perfectamente maquillada para la ocasión. El pelo negro recogido en un moño con aparente descuido. Su cara iba ligeramente empolvada dándole una apariencia de tenue palidez, y sus ojos perfilados con abundante rímel tras una ligera capa oscura al rededor de sus ojeras que le daban ese toque siniestro que la ocasión merecía. Sus labios iban pintados de carmín negro, y las largas uñas igualmente pintadas con esmalte negro.

Sin pronunciar palabra, mi madre avanzó hacia el altar y, tras dejar al niño en el suelo frente al ara del sacrificio, que comenzó a llorar, se tendió sobre éste en la forma ritual: la cabeza sobre una almohada en dirección sur y las piernas colgando, abiertas de par en par, frente a la cruz invertida y al cura, exponiendo su sexo esplendorosamente humedecido por la excitación, y debidamente acondicionado para la ocasión con la parte de la vulva completamente rasurada pero conservando el vello del pubis perfectamente perfilado y recortado.

Con mano experta, el renegado sacerdote le quitó las horquillas que sujetaban los cabellos de mi madre, cayendo éstos en cascada por encima de los lienzos negros que cubrían el altar. Después, entre los opulentos pechos llenos de dulce liquido vital, y temblorosos por una anhelada voluptuosidad, el cura colocó la patena de plata que contenían las hostias consagradas y sobre su vientre, concretamente sobre el pubis, puso un crucifijo cuyo pie tenía forma de falo.
El renegado se arrodilló con las manos juntas, cerca del cuerpo desnudo de mi madre pronunciando las palabras "Shemhamforash" y "Ave Satán!" que fueron repetidas por los asistentes tras oír el gong, tras lo cual, y durante algunos minutos, imploró en silencio la ayuda de Satanás y de las potencias infernales.

Cuando el cura se levantó, tomó en sus manos una de las hostias consagradas sosteniéndola entre el pulgar y el índice de su mano derecha. La alzó luego a la temblante luz de los negros cirios mientras su mano izquierda acariciaba los pechos de mi madre, de cuya garganta se escapaban algunos gemidos de voluptuosa impaciencia mientras que de sus oscuros pezones brotaba leche.

La mayor de las profanaciones la realizó entonces el renegado cura, utilizando el sexo de mi madre como receptáculo de la hostia consagrada. Acto seguido se arrodilló entre sus piernas colgantes acercando su rostro a su sexo, cerrándolas ella en ese momento aprisionando su cabeza. Mi madre gimió con fuerza cuando sintió como la larga y puntiaguda lengua del cura comenzó a abrirse camino entre los labios para penetrar como una serpiente en su vagina y succionar la hostia consagrada empapada de los flujos vaginales de mi madre.
Como un arco de carne palpitante, su cuerpo se dobló y ya su cintura no rozó siquiera el altar profano. Esto hizo que resbalara la patena de plata y cayera al suelo el crucifijo junto al niño que lloraba desconsolado en el suelo, mientras ella increpaba al renegado, pidiéndole a gritos que se apresurara y la poseyera.
El cura se puso de pie y, levantándose los hábitos, se abalanzó sobre el cuerpo de mi madre que se estremeció bajo su ataque cuando el pene se introdujo hasta lo más profundo de su ser. El cura, que parecía estar poseído por el mismísimo Demonio, poseyó a mi madre impetuosa y violentamente hasta que, tras provocarle varios orgasmos, depositó en su interior su esencia creadora de vida. Después, una vez hubo satisfecho la lubricidad que mi madre demandaba llenando su vagina con su semen, el cura volvió a reponer en su sitio la patena, pero la cruz se la introdujo en la vagina.
Mientras el cuerpo de mi madre aún se convulsionaba estremecida por el placer recibido, el cura, con los brazos alzados, gritó con voz demencial:

¡Astaroth! ¡Asmodeo! ¡Satán!...¡Dueños de los Infiernos! ¡Yo os conjuro fervientemente para que aceptéis el sacrificio del niño, hijo de esta perra que voluntaria y gustosamente mente os lo ofrece...!

Dicho esto me apresuré a hacer sonar el gong, y el Sr. Thomson, que ya sabía lo que debía hacer. Recogiendo la criatura del suelo, tendió hacia aquel hombre el cuerpecito del niño que lloraba desconsolado, y este, a su vez, lo depositó sobre el vientre de mi madre que permanecía tumbada y en éxtasis con el crucifijo introducido en su vagina:

El celebrante se armó de un largo y afilado cuchillo y gritó:

¡Oh, Astaroth! ¡Oh, Asmodeo! ¡Oh, Satán! ¡ Yo solicito de vuestra gracia y de vuestros poderes la muerte para el hijo que os ofrece esta renegada, vuestra sierva Inés, y pido que la maldición de los infiernos recaiga sobre todo aquel que pretenda despreciarla por ello, por lo cual te implora esta mujer desnuda, para que le permitas entrar en gracia en tu Corte diabólica!

Dicho esto volví a hacer solar el gong, y se izo el silencio.

Lentamente, el cuchillo descendió hacia el cuello del bebé que era sostenido por su propia mi madre, en el que se hundió de un golpe seco salpicando de sangre el cuerpo de la mujer y la estola del innoble sacerdote, el cual llenó luego el cáliz de plata con la sangre que manaba de garganta del agonizante bebé. Después arrojó al suelo el pequeño cadáver y, metiendo sus manos en la sangre e invocando a Satanás con las palabras "Shemhamforash" y "Ave Satán!", se puso a bañar el vientre y los senos de mi madre, antes de alzar su casulla y repetir aquel acto consigo mismo en su pene nuevamente erecto, mientras los participantes repetían estas palabras y yo hacía sonar el gong.

Luego de invocar el nombre de Satanás, y después de que yo hubiese hecho sonar el gong, bebió un largo sorbo de la sangre de la criatura y pasó el cáliz a mi madre que apuró la sangre aún caliente de su hijo sacrificado, hasta que las últimas gotas resbalaron por la comisura de sus labios.

Una vez ella hubo apurado el liquido vital, golpee de nuevo el gong.
Mi madre lloró de satisfacción cuando el sacerdote le impuso una medalla con el símbolo del Bafomet, un pentagrama invertido, y que representa los placeres terrenales. Sus lágrimas hicieron correr el rímel de sus ojos, dejando unos chorretones negros que resaltaban sobre su pálida mejilla.

La imagen que presentaba mi madre era de lo más diabólica. El pelo suelto y enmarañado, los ojos rojos y muy abiertos, el rímel corrido por sus mejillas, la sangre que le chorreó de sus labios pintados de negro, y la boca abierta en un rictus de ansiedad contenida indicaba plenamente y sin ningún genero a dudas que mi madre estaba siendo poseída por el mismísimo Satanás. En ese momento sacó el crucifijo fálico de su vagina y lo lamió ávida y lascivamente, para luego tirarlo con desprecio al suelo. Esto me excitó de tal manera, llenándome de tanto orgullo y satisfacción que noté como eyaculaba expulsando chorros de semen sin tan siquiera haberme tocado el pene.
Sentí mucha alegría porque al fin ella se había liberado de toda atadura moral, y era consciente de que a partir de se día se abría para mi madre un mundo lleno de placeres lujuriosos sin limite, lujos y riquezas.

El acto terminó con seis toques de gong y una serie de oraciones invertidas, blasfematorias y obscenas, antes de que mi madre cogiera por los pies el cadáver su hijo, la victima propiciatoria que le había permitido ser poseída por Satanás y obtener su bendición y protección, y se lo echara a los dos perros que se levantaron ansiosos cuando ella se acercó, y comenzaron a devorarlo rápidamente desgarrando su cuerpo hasta convertirlo en un amasijo de carne de lechal humano.

Durante unos instantes todos nos regocijamos complacidos en la contemplación de aquella escena, después de lo cual los cuatro participantes se entregaron a toda clase de contactos carnales, copulando con mi madre como animales durante largo tiempo en una orgía demencial que llegó a las cotas más altas de la depravación humana

lunes, 21 de junio de 2010

Así es mi madre, una hembra hecha para follar


Os voy a presentar a Inés, mi madre, una mujer toda sensualidad y erotismo.

Ni que decir tiene que mi madre es una mujer que, para mí, está buenísima. Por supuesto que no es una top-model, pero siempre se ha cuidado mucho y es muy coqueta, y supongo que esto le ayuda a mantenerse deseada.

Mide sobre el metro setenta, es de pelo castaño muy oscuro, ligeramente ondulado y a media melena. Ojos grandes marrones claros. De facciones suaves, su cara es ligeramente ovalada, los labios son normales pero eso sí, carnosos y sensuales. Sus tetas me vuelven loco. Son grandes, pero no exageradas, muy tersas y ligeramente caídas (no descolgadas) y algo duras todavía, no olvidéis que ha dado de mamar a cuatro hijos y, no se a cuantos hombres más. Sus pezones son deliciosos, tienen una buena aureola marroncita oscura y casi siempre los lleva erectos debido a su estado de excitación permanente formando relieve sobre la ropa, cuando está excitada sobre salen mucho y nadie puede evitar la tentación de mirarla y desear chuparlos.

Su vientre no es totalmente liso, sus embarazos le han dejado las características estrías, pero para mi eso la hace más excitante, me encanta acariciar y besar su barriguita. Pero lo que verdaderamente no tiene precio es lo que tiene entre las piernas. Por cierto, tiene unas piernas largas y unos muslo generosos, al igual que su culo que también lo tiene muy redondeado y apetitoso.

Pero volviendo a su entrepierna, tengo que deciros que jamás he visto un coño tan hermoso como el suyo. Por supuesto que no soy nada objetivo, es mi madre, joder, y estoy enamorado de ella. La primera vez que pude vérselo lo tenía muy bien depilado, no rasurado, aunque posteriormente si lo ha tenido afeitado, es más, casi siempre lo lleva afeitado, pero cuando yo se lo vi bien la primera vez lo tenía con vello muy recortadito, como terciopelo al tacto.

Su raja es más bien grande, con los labios mayores ligeramente abultados y carnosos, algo hinchados cuando está muy excitada, y por entre su raja se le suelen salir los labios menores, como dos laminitas rosadas y jugosas. A mi me gusta mucho jugar con ellos con mi boca. Y de su clítoris solo puedo decir que es una fuente de placer inagotable para ella. Es como un botoncito muy sensible que se endurece y aumenta ligeramente de tamaño cuando está cachonda. Yo lo sé, y cuando tengo la oportunidad se lo chupo con toda la ternura y suavidad que puedo con el único objetivo de hacerla disfrutar, y ella me lo agradece dándome algo que me encanta, sus jugos.

Me resulta delicioso saborear sus fluidos melosos, salados y ligeramente ácidos, que no tiene comparación con nada, y os puedo decir que cuando se corre rezuma abundantemente.

Me encanta que se la follen los hombres, porque lo único que deseo es que sea feliz y disfrute de la vida. Se que mi madre es de esas mujeres insaciables que piensan en el sexo continuamente, y a la hora de mantener relaciones no hace distinción de ningún tipo con tal de que el hombre tenga una buena polla que la llene plenamente y la haga disfrutar tanto como puedan. Yo mismo, en ocasiones, le he buscado los novios.

En fin, así es la puta de mi madre, y ya os iré contando sus aventuras amorosas.